Margot y Tormenta (Leona y Chumina) ya eran muy conocidas en la noche granadina, pero la serie también contó con estrellas de fama internacional. La interpretación de La Prohibida gustó tanto que pronto pasó de cameo a personaje fijo.

La primera vez que se presenta ante Leona, ¡saltan chispas!
– Su voz me es familiar. Yo la conozco – insistió Leona.
– Usted no me conoce de nada. Durante veinte años he sido un ejemplo de discreción. –La intrusa adoptó una pose curvilínea–. Yo soy… la querida.
– Oh… -dijo Leona-. Ah… -añadió. Pero en seguida se recompuso–. La esperaba más joven.
–Qué gracia –respondió–. Howard me habló a menudo de su edad, pero nunca mencionó sus problemas de la vista.
Su personaje tiene un gran protagonismo en la trama. En particular, el capítulo 4 de la novela está narrado desde su punto de vista.
«Repitió ese apelativo con el que ella misma se había presentado y que Leona había adoptado como mote. –Soy la Querida –se dijo. La definía su relación con el gran Howard Carrington, pero, ahora que él había desaparecido, ella quedaba reducida a… la nada.»

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